Home > Coloraos de Almería > Los restos de los liberales caídos en Almería, en 1824, llamados popularmente “los coloraos”, reposan de nuevo dignamente en el lugar honorable del que fueron sacados en 1943, de forma ignominiosa, para truncar el legado de su memoria.

Los restos de los liberales caídos en Almería, en 1824, llamados popularmente “los coloraos”, reposan de nuevo dignamente en el lugar honorable del que fueron sacados en 1943, de forma ignominiosa, para truncar el legado de su memoria.

Asociación Torrijos 1831                      03/11/2025

Felicitamos a nuestra asociación hermana “Bicentenario de Los Coloraos”, porque su lucha de años para que los restos de los liberales caídos en Almería, en 1824, llamados popularmente “los coloraos”, reposaran dignamente en el lugar honorable del que fueron extraidos en 1943, de forma ignominiosa, para truncar el legado de su memoria, ha tenido el final feliz deseado. Para Carmen Ravassa y sus compañeros de colectivo, nunca ha sido fácil la lucha para conseguir el bien histórico de sus propósitos, pero por fin, ese esfuerzo altruista y generoso, ha tenido su más alta recompensa. Desde Málaga les enviamos nuestra más entrañable enhorabuena, y un enorme abrazo por el objetivo conseguido.

En busca unos restos históricos perdidos.

Un día, en la ciudad de Almería, una mujer luchadora y capaz, con la formación intelectual necesaria y convencida de sus propósitos, deseó buscar (por si todavía existía), el lugar que pudiera haber recogido los restos de los liberales ejecutados en Almería el 24 de agosto de 1824. Su nombre: Carmen Ravassa Lao, diplomada en Magisterio y reconocida escritora, que entre otras obras tiene una dedicada a los “coloraos” de Almería. Carmen estudió y buscó de forma exhaustiva en el Archivo Municipal almeriense, en las actas de los Plenos del Ayuntamiento y la Corporación, y también, en el Archivo Catedralicio, algo que pudiera arrojarle luz sobre el lugar donde podrían estar aquellos restos, pero no obtuvo resultado. Habían pasado muchos años desde aquel 1843, en que el osario de los liberales había sido arrancado de forma improcedente (por su simbolismo y valor histórico), del interior de la cripta situada en la base del antiguo monumento dedicado a su memoria. Finalmente, Carmen decidió buscar en la administración del cementerio de la capital, descubriendo en uno de los libros de asiento que, en la serie 23, el nicho 52 figuraba con este determinante título: “Mártires de la Libertad, inhumados el 7 de mayo de 1948, en el Cementerio de San José”. Carmen se acercó al lugar referenciado y encontró el nicho, tapado con cemento, sin nomenclatura ni fecha, ya que no existía una lápida que indicara qué restos estaban allí. Carmen describió así su primera inspección: “Lo encontré en la cuarta fila, tapado con cemento, sucio tras el paso del tiempo y con claras muestras de no haberse cuidado jamás…”. Sin embargo, gracias a su persistencia, los restos de los liberales ya habían sido localizados.

Desmonte del monumento en 1943.

El monumento, denominado “Mártires de la Libertad”, pervivió en la Plaza del Ayuntamiento de Almería, cuarenta y cinco años, hasta que, en 1943, sufrió un ataque por parte de un grupo de exaltados (sin duda alguna, aborrecedores del régimen constitucional, sistema por el que cayeron los “coloraos”), que actuaron bajo la impunidad de las sombras de la noche, rompiendo las lápidas del cuerpo inferior del monumento a golpes de marros (herramienta semejante a un gran martillo, presentando en su cabecera una pieza de hierro rectangular), dejando a la vista la caja que contenía los restos de los liberales. Con esos destrozos tan a la vista, el alcalde de Almería, Vicente Navarro decidió el desmonte urgente del monumento para evitar más problemas, ya que tenía encima la inminente visita del jefe del Estado, en la que estaba incluido su discurso desde el balcón del consistorio, con vista directa al monumento dedicado a los liberales. En nueve días, con sus noches, y con la mayor rapidez posible, las partes del monumento desmontadas fueron a parar a la Plaza Pavía, donde por su total abandono se fueron convirtiendo, con el tiempo, en un lugar de miseria, nido de parásitos y roedores, y en urinario público para las urgencias. Más adelante, aquellas piezas arquitectónicas, desmontadas y no protegidas, comenzaron a desaparecer, unas llevándoselas particulares para sus casas, y otras utilizadas por el ayuntamiento almeriense para bordillos de aceras. Fue el pobre fin, de los materiales arquitectónicos que un día conformaron aquel monumento histórico.

Ocultación de los restos de los liberales y tiempos para la esperanza.

No fue mejor el destino ignoto que se les asignó a los restos de los “coloraos”, que fueron introducidos en un nicho, cerrado con cemento y sin lápida alguna que diera la referencia a los restos que allí se cobijaban. Como ya se ha citado, gracias a la dedicación y labor de investigación de Carmen Ravassa se pudo dar con el nicho donde estaban recogidos los restos de aquellos constitucionalistas decimonónicos.
En 1984 comenzó la reconstrucción del monumento actual dedicado a la memoria de los “coloraos”, cuyo coste ascendió a 48 millones de pesetas, siendo inaugurado el 24 de agosto de 1988. La esfera de cobre espigada que está situada en la parte superior de la columna fue obra del artesano granadino José Adolfo Heredia Navarro.

La gran actividad generada por la asociación del “Bicentenario de Los Coloraos” y determinante apoyo de la legislación de la “Memoria histórica”. Las autoridades se ponen en marcha ante una obligación histórica ineludible.

Iniciado el procedimiento, un equipo forense realizó una inspección sobre los restos que, en el cementerio de San José y Santa Adela, de Almería, se atribuían a los veintidós integrantes del grupo de los “coloraos” (por utilizar los uniformes de la infantería de Marina inglesa, adquiridos en Gibraltar), que en 1824, a las órdenes del coronel Pablo Iglesias, intentaron llevar a cabo un pronunciamiento de corte constitucionalista, frente al poder absoluto del monarca Fernando VII. Las pruebas definitivas con carbono 14, en un laboratorio americano, demostraron que pertenecían a los “coloraos”.

Llegó el gran día.

Con presencia del distinguido forense Francisco Echevarría, autoridades y los integrantes de la “Asociación “Bicentenario de Los Coloraos”, se llevó a cabo la exhumación de los restos de los veintiséis “Coloraos”, siendo guardados en el interior ataúd previsto para los efectos. El féretro fue tapado con metal aislante y el forense puso hojas de laurel encima, como símbolo de eternidad. Después, fue tapado definitivamente.
El coche fúnebre, precedidos por dos motoristas de la Policía Municipal, llegó a la plaza del Ayuntamiento, donde estaban el Ministro de la Memoria Histórica, la Delegada del Gobierno en Andalucía, Subdelegado del Gobierno en Almería, Secretario de Memoria Histórica, la Alcaldesa de Almería, plana mayor del Ministerio, delegaciones del Gobierno y jefes de distintas representaciones de las Fuerzas Armadas. Los maceros del Ayuntamiento custodiaron el féretro.
El ministro, en su alocución, felicitó a la Asociación “Bicentenario de Los Coloraos” por los logros conseguidos, mirando con satisfacción en repetidas ocasiones a los integrantes del colectivo.
Después, llegó el solemne momento en que el féretro fue trasladado a hombros por la Guardia Civil, con todos los honores, a la base del monumento. Sonaron los acordes de la Marcha Fúnebre de Chopin. Siguió la ofrenda de corona.
Finalmente, fue cerrada la cripta del monumento.
El ministro departió familiarmente con los integrantes de la Asociación “Bicentenario de Los Coloraos” y les reconoció la gran labor realizada por el colectivo.
Los restos de los “coloraos” reposan en paz en el lugar del que nunca debieron salir. Personas con mucha conciencia por la historia los hicieron retornar al lugar que merecían sus dignidades. Los “vientos de la historia” han convergido de forma favorable para hacer justicia. Lo “coloraos” de Almería vivirán eternamente. No así, los que provocaron el vergonzoso desastre patrimonial de 1943.