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El general José María Torrijos y Uriarte, un defensor del sistema constitucional. Sus convicciones e ideales.

Asociación Torrijos 1831

Hoy día de la Constitución en España, deseamos arrojar en esta página, algunos datos del general José María Torrijos y Uriarte, un defensor del sistema constitucional. También, sus convicciones e ideales.
Desde el siglo XVI, los Torrijos estuvieron incardinados en la administración de los Austria y, más tarde, con los Borbones, en altos cargos relacionados con la Justicia y la Corte. El propio padre de José María Torrijos, Cristóbal Torrijos, fue ayuda de Cámara de Carlos IV, y el joven José María, por los grandes privilegios que otorgaba el régimen estamental, fue capitán a los 14 años, lo que le supuso, a la larga y por los méritos contraídos en la Guerra de la Independencia, ser brigadier (antecedente de lo que hoy es general de brigada), a los 24 años. Con esa edad, y ya en 1815, se le ofreció el ascenso mariscal de campo (general de División hoy). Lo que la mayoría de los militares hubieran aceptado sin ningún tipo de dudas, por colocarse próximos al deseado empleo de teniente general, para Torrijos supuso rechazarlo, al actuar con arreglo a lo que le dictaban sus sentimientos personales. Para conseguir ese empleo, Torrijos debía marchar, voluntariamente, con el general Morillo para reprimir los movimientos de insurgencia surgidos en las colonias americanas pertenecientes a la Corona española. Tres factores incidieron en esa decisión: los abuelos maternos de Torrijos, los Uriarte y Borja, habían sido descendientes de una rica saga familiar, de Ecuador. América iba en su alma. Por otra parte, al vivir en la Plaza de Pozos de la Nieve, en Cádiz, entre 1811 y 1812, había conocido a diputados americanos en las Cortes, que habían participado en la elaboración de la Constitución de 1812, una carta magna que daría tratamiento de españoles a los habitantes de las colonias. Torrijos vivió gran parte del proceso legislativo de la Constitución gaditana, hizo amigos entre varios de los militares que formaron parte de la elaboración de los artículos, y compartió reuniones con los americanos de las Cortes. Fue en ese Cádiz donde Torrijos comenzaría a sentir esa vocación por los derechos y las libertades, y el cariño por el concepto de ciudadano. Pero todo aquel proceso quedó abortado cuando el monarca Fernando VII regresó de su prisión en Francia, aboliendo la Constitución de 1812, todo lo legislado en ella y todo lo tramitado por las Cortes. Por todo estos acontecimientos, y porque la decisión era de carácter voluntario, Torrijos rehusó ir a América.
El gobierno lo destinó entonces a Murcia, al mando del Regimiento Lorena. Aparte de Murcia, quedaron bajo su jurisdicción las plazas importantes de Alicante y Murcia. Allí supo como continuaban los arrestos y exilios para los constitucionalistas. Aquellas injusticias llevadas a cabo, hicieron que Torrijos se adhiriera a los planes del general Lacy para el retorno de la Constitución. Sin embargo, la policía absolutista descubrió la conjura, llevando a Lacy al paredón y a Torrijos a prisión, de donde no saldría hasta triunfar el pronunciamiento del teniente coronel Rafael del Riego en las Cabezas de San Juan. En 1820.

El Trienio Liberal.

Forzado por los acontecimientos, Fernando VII juró la Constitución el 7 de marzo de 1820. Siempre hay alguien que es capaz de ver más, y Juan López Pinto escribió acertadamente“…, fue el primer cimiento que echó la contrarrevolución”. No se equivocó, pues lo que parecía una mejora del sistema político español, el fin de los privilegios de la nobleza y el clero, y el advenimiento de una identidad colectiva encarnada en la nación, una nación soberana, muy pronto comenzó a frenarse. El rey eligió un gobierno a su medida (a su medida para poner cargos de su conveniencia en lugares claves, y también, para disolver al ejército de la Isla, motor y garante de los cambios producidos), mientras que los doceañistas, que habían sufrido represalias con duros encarcelamientos, en seis años, ahora, designados en cargos políticos importantes, pactaban con los absolutistas interesados en frenar las reformas e ir dando cada vez más poderes al rey, es decir, reducir el protagonismo de la representación nacional a favor de los poderes del monarca, algo contrario a lo recogido en la Constitución. Incluso a destacados jefes militares liberales, les llegó la hora de acomodarse. Antonio Quiroga y López Baños, considerados héroes del ejército de la Isla León durante el levantamiento de Riego, iban cambiando sus pareceres dosificando su defensa constitucional y “remar hacia el rey. La agitación entre las filas liberales no se hizo esperar. Un grupo importantes de liberales, en desacuerdo con este estado de cosas, crearon la Comunería, una sociedad no secreta y carácter democrático, entre los que figuraron, Romero Alpuente, Torrijos, Ignacio López Pinto, Ballesteros y otros. Reconocieron como base inalterable el Artículo 3º de la Constitución: “La soberanía reside esencialmente en la Nación y por lo mismo le corresponde a ésta, exclusivamente, el derecho de establecer sus leyes fundamentales”. Y es aquí, cuando comienza la adhesión de las clases populares, ya que, como se ha citado, el programa de la Comunería tenía un evidente carácter democrático. Torrijos y sus compañeros defendían, por tanto, una revolución liberal, democrática y popular. Como escribió el historiador Gil Novales, una “…, especie de revolución en lo alto, con vocación popular”. Los cambios debían llegar a la mejora del pueblo. Era necesario. Esta resolución novedosa por parte de una revolución burguesa, quedará perfectamente recogida en el cuadro de Antonio Gisbert “El fusilamiento de Torrijos”, que de forma magistral expone a los representantes de la burguesía junto al pueblo, en el momento de afrontar la muerte. Antes, en la defensa de Cartagena de 1823, Torrijos se apoyó tanto en sus unidades como en el valor del pueblo cartagenero. El resultado está ahí: Cartagena fue la última en arriar la bandera constitucional ante los Cien mil hijos de San Luís.

Torrijos fue con los vientos de la historia.

Hoy, nuestro país tiene un sistema constitucional y una monarquía parlamentaria. La voluntad popular forma parte del régimen y la democracia está presente. Fue el sueño de Torrijos, un sueño que marchó con los vientos de la historia.
No se equivocó con lo que, a su juicio, debió ser el destino de su país.
Por ello hemos querido ofrecer aquí algunos datos de su biografía para conocer un poco mejor a un defensor del sistema constitucional, como fue José María Torrijos.,