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Los integrantes del ciclo de conferencias, titulado “Hablando con España”, entregan la bandera de Texas a la Asociación Histórico Cultural Torrijos 1831.

Asociación Torrijos 1831. 01/11/22

Tras impartir el ciclo de conferencias en el Centro de Interpretación Histórico José María Torrijos, Martha Vera, cónsul honoraria de España en la ciudad de El Paso (Texas), entregó la bandera de la estrella solitaria a la Asociación Torrijos 1831, para que figure con otros setentas que nuestro colectivo tiene expuestas en el Centro de Interpretación. La bandera fue tremolada entre el aplauso de todos los asistentes, a los gritos de “¡Viva Texas!”. Veamos ahora la relación que durante siglos mantuvieron los territorios de Texas con España. El explorador español Cabeza de Vaca seguido de varios compañeros, fueron los primeros europeos que desembarcaron en lo que hoy es la costa de Texas, en el extremo occidental de la Isla de Galveston, el 6 de noviembre de 1528. A lo largo de su historia, Texas ha visto flamear seis banderas sobre su territorio: la Flor de Lis de Francia, las nacionales de España, de México, República de Texas, la de los Estados Unidos de América y la de los Estados Confederados de América. Sin embargo, la presencia francesa en Texas fue casi irrelevante, menor incluso a la exploración llevada por Cabeza de Vaca. La verdadera y primera potencia europea en asentarse en Texas fue España, con más de doscientos años de historia tejana a sus espaldas.

Exploración y conquista española
Dos años después de la exploración de Cabeza de Vaca, llegó a Texas otra expedición española, la de Francisco Vázquez de Coronado que, en 1540, transitó por el norte del territorio buscando las siete ciudades de Cíbola. La expedición de Hernando de Soto, continuada por Luís Moscoso tras la muerte del primero a orillas del río Misisipi, fue contemporánea a la de Coronado. No parece que De Soto llegase a Texas, pero si lo hizo Moscoso en 1542 que trató de alcanzar la Nueva España atravesando el territorio tejano. Desconociendo la verdadera dimensión y distancia, terminó por dar la vuelta hacia el río Misisipi después de varios meses. No faltaron continuas expediciones pequeñas después de aquellos primeros intentos, todas procedentes de la Nueva España, que tenían la finalidad de conocer el territorio y a sus moradores. En 1598, Juan de Oñate partió hacia el norte, fundando asentamientos en Texas. No tenía España los recursos humanos necesarios para iniciar la conquista y población del territorio al norte del río Bravo, por lo que la actividad española durante el siglo XVII fue únicamente la de mantener contacto con las naciones indígenas amigas y controlar a las enemigas, principalmente los apaches. Los franceses comenzaron a llegar al territorio de Texas lo que soliviantó al virrey de la Nueva España, al ser alertado por el testimonio de varios indios, sobre que los franceses se habían asentado en Bahía del Espíritu Santo. Envió varias expediciones por tierra y por mar con el objetivo de echar a los franceses de lo que se tenía por territorio español desde hacía más de 100 años. Las primeras expediciones no tuvieron éxito en la búsqueda, hasta que, con la enviada en 1689, se dio con los restos del fuerte francés. Los franceses que habían quedado en el fuerte habían muerto de viruela como indica el diario de aquella expedición y solo unos pocos supervivientes se encontraban desperdigados viviendo con diferentes tribus, siendo rescatados en ese momento por los soldados españoles que más tarde los llevarían a la ciudad de México. Tras esto, una nueva expedición se encaminó al este donde los españoles fundaron varias misiones y un presidio, en lo que hoy es la frontera entre los estados de Texas y Luisiana, lugar donde moraban los indios cados, conocidos por los españoles como indios tejas. No duró mucho la estancia, pues en 1693 tuvieron que abandonarse las misiones ante la animadversión generada entre los indios por una epidemia de viruela, probablemente del mismo brote que acabó con los franceses, que azotó aquellas tierras. Los indios, vieron en la obsesión de los frailes franciscanos de bautizar a todos los moribundos, el origen de las muertes, asociando el bautizo como la causa de la posterior muerte de los nativos. Fray Damián de Massanet fue uno de los primeros en reconocer que lo que hoy es la ciudad de San Antonio era un buen lugar para fundar una ciudad, lo que apoyaron Francisco Espinosa y fray Antonio de San Buenaventura, en posteriores expediciones al territorio. Fue precisamente este último quién presionó a las autoridades, tanto virreinales como peninsulares, de la conveniencia de fundar un asentamiento y varias misiones en el lugar. Finalmente, en 1716 se produjo el ansiado regreso de España a Texas, con una expedición hasta Luisiana, y la refundación de las misiones abandonadas en 1693, en Texas. Ese mismo año se autorizó la fundación de una villa y el asentamiento de una misión y presidio en lo que hoy es San Antonio, hecho que se materializó en 1718. El 25 de abril llegó la expedición mandada por el gobernador Martín de Alarcón, quien el día 1 de mayo le entregó la misión de San Antonio de Valero a fray Olivares, muy probablemente una pequeña casa, construida con ladrillos de adobe. El día 5 de mayo de 1718 tuvo lugar la fundación de la villa de Béjar, nombre que recibió en homenaje al duque de Béjar, padre del virrey Marqués de Valero, en la que se dejaron unos soldados con sus familias para su defensa, hechos que se recogen perfectamente en el diario de la expedición redactado por fray Francisco Celis. Tiempo después y tras el cumplimiento de las misiones encargadas en los Adaes y el reconocimiento de la Bahía del Espíritu Santo, el gobernador y el grueso de los soldados regresaron a San Antonio dónde se conformó el presidio de San Antonio de Béjar que, conviene recordar, no es un fuerte sino el conjunto de los soldados que «presiden» el territorio. En San Antonio nunca se construyó un fuerte.

Independencia de España como parte de México
Tras 1821, México se vuelve un país independiente y forma un imperio. El emperador Agustín Itúrbide permitió que más colonos anglosajones llegaran a Texas para poblarla, además de darles siete años libres de impuesto y permitir la esclavitud. Tras la caída de Itúrbide y el establecimiento de la república, el presidente Guadalupe Victoria dio nuevas concesiones similares, llegando más colonos, la mayoría de Estados Unidos. Con todo ello se iría creando la semilla de la futura independencia. Si bien durante el imperio de Iturbide, Texas tuvo cierta autonomía, con la república federal pasó a estar unida a Coahuila formando el Estado de Texas y Coahuila. Stephen Austin pidió al nuevo presidente, López de Santa Ana, que declarara a Texas como estado separado de Coahuila, pero Santa Ana mantuvo que no cumplía requisitos para serlo. Tras ello estaba latente el tema de la esclavitud, como motor de la economía, que querían mantener los colonos anglosajones.

Guerra de independencia texana.
En 1836, los texanos se sublevaron y formaron un ejército a las órdenes del general Sam Houston, pudiéndose hacer los rebeldes con San Antonio y la Bahía del Espíritu Santo. Los texanos formaron un gobierno provisional con representantes en Washington, donde declararon su independencia respecto a México. Santa Ana ordenó una expedición para derrotar a los texanos, y tras varios meses de camino llegó a Texas, acercándose a San Antonio y Espíritu Santo. Houston había dividido en tres a su ejército: una parte se quedó en la misión del Álamo, otra en Goliad, y una última bajo su mando directo, en el norte. Santa Ana logró, tras trece días de asedio, tomar El Álamo (donde los nombres de los jefes de los defensores, Travis, Crockett y Bowie, quedaron unidos para siempre a la epopeya de la independencia de Texas). A la vez, Santa Ana, venció a los rebeldes de Goliad, aniquilándolos al completo, al igual que en EL Álamo. En la batalla de San Jacinto, ocurrida el 21 de abril de 1836, Houston sorprendió y venció a Santa Ana y a las fuerzas mexicanas, mientras estas descansaban, de forma irresponsable, sin haber previsto avanzadas de vigilancia. Capturado, Santa Ana fue forzado a firmar el Tratado de Velasco, concediendo la independencia de Texas. Aunque Houston permaneció brevemente en Texas por efecto de las negociaciones, volvió a los Estados Unidos para ser tratado de una herida en el tobillo. Cabe aclarar que México nunca reconoció el tratado de Velasco. No había razón para aceptarlo pues, aunque firmado por el mismo Santa Ana, es reconocido por el derecho internacional que un presidente en prisión pierde toda autoridad. Históricamente, la independencia de Texas, de su unión original con México, siempre ha originado controversias, dependiendo del punto de vista con la que se mire. El 29 de diciembre de 1845, Texas ingresó en los Estados Unidos.